Si tomas tu carro o un bus desde Bogotá, en 1 a 2 horas vas a estar en un pueblito cercano. Uno de mis favoritos es Suesca, un lugar conocido por escaladores de todo el país. Con más de 2km y medio de roca y 500 rutas; Suesca es un sueño para cualquier escalador.
La escalada es un deporte en el que vuelves a ser niño y vas a la roca a jugar. No hay reglas, y menos en la roca. Cada uno diseña su manera de llegar arriba (de acuerdo con su estatura, fuerza, flexibilidad y técnica).
Yo llevo un poco más de 1 año escalando y mi experiencia en Suesca es siempre diferente. Yo disfruto más escalar en roca que en muro artificial. Me gusta sentir el aire, no tener que usar tapabocas – ahora que estamos en pandemia – la sensación de la roca fría en tus manos y lo diferente que se siente a los agarres de plástico, el hecho de que estás mucho más presente porque la vida de tu compañero está en tus manos, y el sentirse muy pequeño en comparación a la roca y ver que tus problemas también son muy pequeños.
Suesca es un lugar al que siempre voy a querer volver. En estas fotos, fui con varios de mis amigos a Suesca. Escalamos una ruta que se llama La Rosa Espinosa y es un 5.10. Estábamos apenas empezando todos entonces solo montamos la ruta hasta la mitad. Era una ruta que se sentía muy segura la mayoría del tiempo, pero tenía un paso que daba un poco de miedo en el que había que separarse un poco de la roca hacia atrás para poder ver el siguiente agarre. Arriba, justo antes de llegar, había que agarrar un filo muy delgado y de ahí sostenerte para subir los pies a la roca, esto requería mucha fuerza de brazos y no pude hacerlo. Tuve que tomar una cinta que estaba como ayuda casi al final de la ruta. Es muy común quedar con esa sensación mala de no haber podido completar una ruta y ese día quedé así. Quiero volver a la rosa espinosa y encadenarla completa.